¿PODEMOS SEGUIRLE EL RITMO.?

Leímos un artículo de la revista Ñ, del diario Clarín, llamado “El siglo XXI o la imparable velocidad de los cambios”.

El artículo aborda una problemática con la que nos relacionamos todos los usuarios de las tecnologías, que es el tratar de estar siempre actualizados a los nuevos recursos tecnológicos que se nos presentan. Se detiene a detallar como fue la evolución de los soportes de música, pasando desde los cilindros del fonógrafo a los cd`s o directamente los mp3, en donde no es necesario un soporte, demostrándonos como en cada etapa del progreso los usuarios debimos adaptarnos a ellos para poder disfrutar de una melodía. Nos da cuenta de que el proceso de cambios tecnológicos esta unido siempre a nuestras necesidades, pero que estas necesidades no siempre son reales, sino que muchas veces son impuestas por un mercado que nos la crea para lograr un mayor consumo. En ocasiones el uso de estas tecnologías es de una necesidad funcional en nuestras vidas o meramente por placer, como puede ser para muchos la música, y nos vemos obligados a actualizarnos constantemente para poder subsistir en este mundo.
Si analizamos este articulo desde como nos relacionamos con los otros a través de la música y sus soportes, podemos decir que se crean dos grandes puntos opuestos: por un lado estos cambios vertiginosos y continuos van dejando de lado cada vez a las gente, impidiéndoles la posibilidad de alcanzar las nuevas tecnologías y creando una brecha cada vez mas ancha entre los que tienen acceso a estas y los que no. Por el otro lado, el surgimiento de estas tecnologías nos permiten progresivos pasos a la virtualidad, que nos da lugar a a un acceso del conocimiento inédito, como los programas de descargas de música o videos donde los propios usuarios ponen su material a disposición de otros y por ejemplo desde cualquier computadora del mundo se pueden escuchar un show de la Bersuit registrado para una radio Argentina de forma totalmente gratuita.
Elba y Carla, alumnas del Seminario.